POR: DAVID BOTERO VILLEGAS
Por medio del control, la extracción y aprovechamiento de datos se identifica y se manipula la conducta del usuario, la cual afecta la forma en que interactuamos en la red. Por un lado, los encargados de las grandes empresas sacan el mejor provecho y succionan el deseo y la adicción de quien navega en la red, no hay discriminación en cuanto a género, edad e identidad, y por otro lado son las personas que comienzan a contaminarse de una mercantilización desbordada y de comportamientos que irrumpen tanto su salud mental como en los peligros externos que conlleva el uso de estas tecnologías (para el medio ambiente, relaciones sociales y el espacio público-político).
Siguiendo el manifiesto aceleracioncita (Avanessian y Mauro, 2017) nos encontramos en un mundo de constantes mejoras, de superaciones efímeras, de saltos desesperados por obtener la mejor tendencia, de una publicidad desenfrenada de entretenimiento y producción banal e innecesaria, se observa un desligue y desequilibrios imprevistos en las economías del ciber mercado, hay un desgaste eléctrico por la obtención de la materia prima actual para el beneficio de unas cuantas empresas, un hambre por los datos. La cotidianidad se convirtió en la ridiculización y en el enganche de la atención, importando más la cantidad, los números, que puede alcanzar alguien como seguidores, vistas pero olvidando la calidad, se piensa el futuro próximo con mil escenarios posibles, tanto utópicos como distópicos. Se observan los prefijos invadiendo las palabras comunes para identificar una disrupción y cambio de época, poshumanismo, poscapitalismo, biotecnoliberalismo, lo cual me permite pensar y crear otros extremos como transneohipermundo o hipertransverdad, son nuevas formas de ver la ciencia, la tecnología, la vida, la política, la economía y la sociedad.
Para combatir con lo desagradable, lo peligroso y dañino de la red es necesario crear una resistencia, modificar nuestros hábitos y optar por una forma de recuperar nuestra humanidad. Para varios pensadores, profesionales en áreas afines a la tecnología-ciencia/sociales encuentran diferentes maneras para desintoxicarnos y tener correctas conductas que favorezcan la navegación en la red. Pensemos en Jaron Lanier (2018) con sus 10 razones para borrar tus redes sociales, o la gran adicción de Puig Punyet (2016) y el manual de supervivencia para un mundo hiperconectado de Ángel Gómez (2019), mencionar solo algunos, también resaltar artistas como Benjamin Grosser (2021) y Zach Blass (2021) que se encuentran pensando en cómo interferir con los algoritmos para cambiar su estructura, su ideología, su forma de operar y hacerla mucho más humana, que no se piense en un comercio de la vida cotidiana sino que podamos sentirnos seguro de que nuestra privacidad e identidad no está siendo manipulada, ultrajada o usando cada dato para acciones poco éticas.
Para terminar la reflexión quisiera compartir un proyecto de mi autoría de investigación y creación llamado Rd=Alg(Sftwr)¹ (2020), en la página web se encuentran un conjunto de intervenciones artísticas y planteamientos críticos sobre la interacción con internet y las redes sociales. Allí cuestiono los algoritmos establecidos por los magnates de internet como fuentes de manipulación de datos, está conformado por cuatro propuestas que subvierten el uso común de algunas aplicaciones y recursos de páginas de internet, transformando así su sentido inicial.
Pienso que la política algorítmica debe ser replanteada. Es necesario crear una resistencia al consumo, al poder de la big data, a la manipulación de la privacidad, a la economía del capital virtual y a las tecnologías de la atención. Propongo entonces durante todo el trayecto de la página web varias opciones para pensar sobre nuestros hábitos de navegación y consumo de redes sociales y así pueda crear más conciencia en aquellas personas que se sienten agotadas con la masa mediática; que desean ver, y jugar – por qué no – con estos cuestionamientos (Botero, D. 2020).
Si no somos conscientes de la responsabilidad que conlleva la interacción en la red, es muy difícil poder contribuir a establecer diálogos y discursos para su mejora. Pensar y optar por dejarse llevar y no tener sentido autónomo y de autoanálisis frente a la información que nos llega en el día a día, estaremos condenados a repetir el deseo del contagio emocional propiciado por las empresas de la atención y el comportamiento. Y si no tenemos criterio para identificar la verdad, estaremos contribuyendo a propagar la ignorancia. Si no estás dispuesto a afrontarlo, no juegues con ello.
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TIC-EDUCACIÓN
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Cuando se habla sobre la integración de las TIC como un modelo educativo centrado en la interacción y en la mediación, es importante identificar que los estudiantes implementen la tecnología en el aula de clase, no solo como una forma de buscar información sino que entre ellos tengan y desarrollen una forma de investigar que abarquen problemas actuales, relaciones reflexivas entre contenidos, socializaciones profundas y un campo de enriquecimiento crítico de lo que la cultura visual-virtual les ofrece. Por un lado se pueden crear redes, por medio de las mediaciones tecnológicas, ya que contribuyen a crear conocimientos y que esté dispuesto abiertamente a la comunidad, que pueden terminar en proyectos y por el otro ayuda al fomento de capacidades y habilidades para habitar la virtualidad, para conocer, aprender y participar en la red.
Pensemos en las fake news, que hoy en día están al desborde en la red, abren un espectro delicado de desinformación y un lado oscuro que como usuarios debemos tener las capacidades de determinar su veracidad, esto afecta en gran medida a la educación ya que tendemos a optar que la información es fiel a sus hechos y contextos, por ello es clave dotarlos de una habilidad periodística y rigurosa de buscar la verdad. Aquí la relación con el docente propicia a que los estudiantes tomen responsabilidad y conciencia de un trabajo cooperativo donde se interceptan diversas formas de pensar, dialogar y de observar algún fenómeno.
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Al hablar sobre la alteración de la identidad de la persona de su aquí y de su ahora por medio del intercambio y mediación tecnología-información, pienso en las repercusiones que ha traído una navegación poco consiente por parte de todos. Es delicado dejar a riendas libre a alguien que no tenga capacidades de autoanálisis y autocrítica informativa, además de no manejar una emoción neutral al navegar en la red conlleva a acciones y a contagios en el presente, en la personalidad y en la forma en que se puede ver el mundo. Entonces la educación tiene esta responsabilidad de la afección y del factor emotivo en cómo nos comunicamos, que leemos, que vemos, que páginas se visitan y así aprender a aprender a interactuar con la virtualidad.
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En las capacidades comunicativas del ordenador o los nuevos medios, en sus principios planteados por Lev Manovich (2005) me interesa el último que lo denomina la trascodificación cultural. En este punto no podemos ver al ordenador, la pantalla como simple máquina, artefacto o modo de entretenimiento y recepción de información sino como una afección cultural e informática de la esfera virtual. Allí se están creando sujetos, subjetividades e identificaciones que razonan, se expresan, influyen en los modos de percepción y de acercarnos al conocimiento, por lo cual son capas de contenidos, epistemologías y emergencias que se debaten y tienen sus repercusiones actualmente.
La interfaz, el software, la creación de múltiples startup, el mismo hardware crean una nueva cultura del ordenador, hoy podríamos decir una nueva cultura de la realidad virtual o del dataísmo, o de la ciberposrealidad, así se traducen las mediaciones rápidamente de un formato a otro (transcodificar) y nuevas teorías comunicativas van interfiriendo en las relaciones de todos los campos desde lo social, político hasta lo personal y educativo. Entender los adecuados modelos educativos significa adentrarnos en las lógicas culturales e informáticas del mundo que en sus relaciones son programables, fluctúan y se escabullen en las incontables posibilidades de crear, pensar y proyectar soluciones para la educación y el entorno.
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Todos imaginamos, o eso pienso, nuestro mundo un poco utópico-distópico donde la responsabilidad de los gobiernos, de la ciencia y de la tecnología no se lucren por intereses personales, donde se piense más en una construcción colectiva en vista de un progreso común y no de unos cuantos países que han sacado provecho a su amplio desarrollo, donde se definan marcos políticos con el dialogo y el discurso desde las minorías y se reconstruya la convivencia, la tolerancia y el respeto hacia el otro. Las tecnologías han abierto problemas afectivos en todos los espacios de la vida cotidiana, hoy en día han surgido innumerables pactos, manifiestos, debates sobre la irrupción de la ética en la tecnociencia, con un alcance tal vez lejanos, próximos, en otra vida o en el mañana pueden estar estructurándose, lo importante es que ya se encuentran en los discursos contemporáneos pero de igual manera necesitan de más fuerza contra la “tecno hegemonía” para repercutir en cada persona y empezar a resistir y pensar en una contracultura donde estemos todos, viviendo con las condiciones necesarias sin preocuparnos por el devenir catastrófico actual. No es nuevo pero es importante recordarlo.
Aquella delgada línea entre que es adecuado o no, lo correcto o no, lo conveniente o no, se encuentran en diálogos entre todas las esferas de estudios como lo económico, psicológico, biológico, social ya que nos encontramos con que cada integración tecnológica trae consigo problemas en todos estos ámbitos, por lo cual es necesario tener relaciones interdisciplinares, desde el campo de la filosofía, las artes, las ciencias sociales, la literatura, también tienen para apoyar en los discursos científicos y tecnológicos, es más me atrevería a decir que en estas profesiones que no se toman tan enserio se encuentran las respuestas.
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Las respuestas actuales abarcan problemas inseparables desde aspectos técnicos, económicos, éticos, sociales, psicológicos, políticos, personales, biológicos, filosóficos, ambiantales… se vuelven algo complejo y de un estudio detallado y de gran potencia. Sin embargo siempre esta esa pregunta de ¿cómo queremos ver nuestro futuro? y las respuestas se convierten en subjetivaciones y en tratar de demostrar por medios estadísticos, experimentales, conspirativos, en fin, en un arduo camino para debatir. Se piensa principalmente en la humanización como un conjunto de relaciones y cualidades humanas para crear una comunidad global con diferencias culturales pero con un objetivo común en la integridad humana, en defender a cada individuo y crear un ambiente propicio para su crecimiento.
La irrupción tecnológica y científica plantea de forma acelerada y exponencial problemáticas que deben de solucionarse de forma instantánea, de lo contrario podría caer en manos provechosas sin una socialización transparente, dificultando así los procesos de diálogos entre los afectados. Así solo tendríamos la confianza de una incertidumbre no consultada, la ignorancia se puede reflejar como en aceptar lo establecido, en dejarnos modificar por las creaciones y los experimentos que pueden influenciarnos en un futuro o por el contrario podría ser beneficioso y llevará a la humanidad a un mejor entorno. Quisiera ver cuál mundo proyectado es el que reinará en los próximos años, o décadas, o siglos…
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Recuerdo las pasadas protestas en Colombia sobre el proyecto de reforma tributaria que se vieron transmitidas especialmente en Twitter, y no solo allí se podría observar el fenómeno que expondré, también se puede ver en las diferentes marchas feministas, en los daños públicos a las estatuas por corresponder a un personaje bélico, o por seguir las opiniones de youtubers y opiniones de noticias, reporteros, periodistas en la red poco informadas. Aquí se tienen marcos comunes como la desinformación, la falta de una investigación crítica del ¿por qué está pasando?, ¿qué estamos reclamando? ¿Es cierto lo que están informando? ¿Por qué salimos a protestar? ya que la falta de organizarnos por medio de unas ideas en comunes termina de por si en varias bandas sin un marco ideológico a seguir. Lo que ocasiona lo que hemos visto como una lucha en varios espacios sin un fin.
La red intensifica los discursos, la información poco fiable y la estructura de un poder que puede estar detrás manipulando las personas que se dejan llevar por las afecciones virtuales, es por ello que a mediad que iba viendo lo que ocurría más me llenaba de dudas y no observaba una unión como comunidad y como sujetos políticos, sino como personas desenfrenadas guiadas por su salvajismo, y lo digo en los dos bandos tanto para los “opresores” y los “oprimidos”. El acceso fácil a la información se convierte así en un modelo para irrumpir en la conducta y en la emoción de las personas para un fin deseado, una nueva forma de entorpecer y de manipular el pensamiento político de los usuarios, ciberataques constantes para la adquisión del oro contemporáneo, los datos, y una ausencia de marcos comunes que nos guíen a un mejor progreso con la ayuda colectiva de todos, sin preferencias hegemónicas ni interferencias con la verdad.
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Los proyectos tecnocientífic0s como la clonación, la reproducción asistida, la manipulación del genoma humano, el VIH trae consigo intereses económicos y políticos que para adentrarnos a estas luchas es necesario de una insistencia y de estar al margen de sus consecuencias, efectos y desarrollos. La bioética nos dice que durante el siglo XIX y XX estábamos mal posicionados, las acciones realizadas fueron devastadoras en los campos humanos y ambientales, es triste ver la preocupación de la bioética con el termino de supervivencia cuando debería de ser el de vivir, vivir tranquilamente. Actualmente lo podemos observar de esta forma, ¿ha cambiado algo?, tratamos de sobrevivir en condiciones diversas, siguiendo varios términos como Ulrich Beck, en una sociedad de riesgo o incertidumbres, a Zygmund Bauman en sociedades líquidas y por qué no gaseosas, a Esteban Ierardo en sociedades excitadas con el desenfreno de un deseo innecesario, entre otras.
Hoy en día se aceleran los problemas modernos y traen consigo nuevas reflexiones contemporáneas, las preocupaciones ahora son más mentales que físicas a mi modo de ver, hoy hacemos más daño detrás de una pantalla, con imágenes, opiniones, likes y post o con las modificaciones algorítmicas en nuestras navegaciones diarias. Se está tratando de combatir este peligro de salud virtual pero es tan amplio, lleno de laberintos e influencias en los modos económicos propagandísticos, lo cual puede ser difícil implementar alguna forma de mejorar el internet que nos favorezca a todos.
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El ciber espacio al ser un entorno que fluctúa y tiene innumerables fallos que se pueden identificar cuando se quiebra, emite errores o supera el código, entender esta estructura informática desde la programación, la ingeniería de datos, el cómo irrumpir en los algoritmos para sacar provecho, modificar, resistir o solucionar algún tipo de situación, se vuelve un poco desgastante y con un índice de conocimiento computacional por parte de cada usuario para intentar combatir cada amenaza, de ciberataques, robo de identidad, etc. La seguridad es inestable, la red al integrarse a nuestro cuerpo, aparato cognitivo y al estar tan estrechamente con nosotros, ya es una fuente donde la economía de los datos, del código irrumpe en intervenir con nuestra tranquilidad.
Por eso podríamos pensar en estar a la vanguardia con estos temas, sin embargo sería un poco difícil por la aceleración de nuevas estrategias y conocimientos informáticos, lo que abarcaría además mucho tiempo para las personas que no quieran estar tan inmersas en estos problemas, por lo cual será necesario crear interfaces y diálogos accesibles para todos, dotar a las personas desde sus primeras relaciones con la red con habilidades, destrezas y malicia para intentar de hacer las cosas de la mejor manera, siendo responsables y cuestionándonos todo tipo de información que nos entra desde correos hasta videos, imágenes, etc. Hoy en día no sabemos quién está detrás de nuestra pantalla, o peor aún incrustado en todo nuestro ordenador.
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Recuerdo los primeros planteamientos sobre internet, en este caso con la declaración de independencia del ciberespacio por John Perry, se observaba la información en sus inicios como pública, sin ataduras, sin embargo los tentáculos del mercado se fue privatizando, aunque hay un gran océano de información, pero es bueno recordar que se pensaba como una libertad sin gobierno donde los problemas se resolverían entre todos, sin dependencias, se veía como extensiones de pensamientos para todo el mundo. En el final del manifiesto dice que: “Crearemos una civilización de la Mente en el Ciberespacio. Que sea más humana y hermosa que el mundo que vuestros gobiernos han creado antes”. Es triste ver cómo aprovecharse del conocimiento que está dispuesto para ayudar a nuestro intelecto, lo más responsable sería respetar los planteamientos del otro. Pensar y debatir el conocimiento no es tarea fácil y no se desarrolla de un día para otro, requiere de esfuerzo, dedicación y claro sabiduría en entablar relaciones, pensar más allá de las cosas y proponer discursos pertinentes.
Inculcar los valores hacia una responsabilidad y una ética desde temprana edad ayudaría a elevar nuestra cultura y apreciar lo que con esfuerzo ha realizado el otro, compartir algo en la web podría significar hoy en día que pierde todo su contenido de privacidad y pasa a ser del dominio virtual, del cibermundo, cualquier capítulo de algún texto pasa a ser un fragmento de información, de opiniones, comentarios, artículos o frases que nos llegará a nuestras manos y será de nuestra voluntad identificar o no su procedencia, preguntarnos quién es el autor de esta magnífica pieza o quién tendrá estas ideas absurdas, así tendríamos a quién señalar y no sería una red superflua de datos interpuestos y quedados en el olvido.
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Las redes sociales se han vuelto un tema que afecta todas las esferas cotidianas, como la política, la personal, social, sexual, económica, todo ha sido modificado por estas plataformas. Con su enganche desenfrenado nos perdemos varias horas, su brillo puro interfiere nuestro sueño, el sonido desesperante de recibir un mensaje, un like, un nuevo comentario, el scroll infinito de una insatisfacción constante, el sentirse completo con miles seguidores, el desgaste de crear contenido para poder pertenecer y ser, la ridiculización del cuerpo, del rostro sobre una banalidad efímera e innecesaria, una locura del bloqueo, de afecciones contagiosas y de repercusiones sin previo aviso, peligrosas, enriquecedoras, personas salen a la fama, se vuelven tendencia y caen en la marca comercial de una identidad encarcelada, se dan relaciones amorosas, se terminan amistades y se llueven los insultos por una sobredosis emocional, en fin… no es fácil navegar e interactuar en este mar de afecciones.
Lo único que podemos hacer es ofrecer resistencia, combatir con criterio y conciencia, pero sobre todo ser neutrales y responsables teniendo en cuenta cómo podemos sobrevivir en la red sin afectarnos y llegar a puntos alarmantes de una deshumanización digital. Para terminar quisiera resaltar a Paul B Preciado en su libro un apartamento en urano (2019), expone:
“Nuestras sociedades digitales corren hoy el riesgo de deslizarse hacia una forma de totalitarismo del software único, una suerte de ontología digital. Las aplicaciones descargables en Google Play o en Apple Store son los nuevos operadores de la subjetividad. Recuerda entonces que cuando descargas una aplicación no la instalas en tu ordenador o en tu teléfono móvil. Sino en tu aparato cognitivo”
Referentes
-Avanessian, A. y Mauro, R (2017). Aceleracionismo. Estrategias para una transición hacia el postcapitalismo. Pp33-64. Caja Negra
-Beck, U (2002). La sociedad del riesgo global. Siglo xx1 de españa editores, s.a. Madrid.
-Blas, Z. (2021). Zach Blas. https://zachblas.info/
-Botero, D. (2020). Rd=Alg(Sftwr)1 https://davidboterov.wixsite.com/my-site-1 en https://0a0b5e12-f6f7-4a07-a91f-e8473ecac53f.filesusr.com/ugd/e97a51_f1e74376a66d45f9a99707388d552364.pdf
-Gómez, A (2019) Mundo Orwell manual de supervivencia para un mundo hiperconectado. Ariel
-Grosser, B. (2021). benjamin GROSSER. https://bengrosser.com/
- Ierardo, E (2019). La sociedad de la excitación. Ediciones continente. Buenos Aires.
-Lanier, J (2018). Diez razones para borrar tus redes sociales de inmediato.
-Perry, J (1996) Declaración de Independencia del Ciberespacio. Disponible en: http://www.uhu.es/ramon.correa/nn_tt_edusocial/documentos/docs/declaracion_independencia.pdf
-Preciado, Paul B. 2019. Un apartamento en Urano: crónicas del cruce. 1.a ed Barcelona: Anagrama.
-Puig, E (2016) La gran adicción. Cómo sobrevivir sin internet y no aislarse del mundo. Arpa editores
-Zygmunt, B (2003). Modernidad Líquida. Fondo de cultura económica. México
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