Por: David Botero Villegas ensayo
Nos encontramos en el Tecnoceno (Costa, F. 2021), una época que gracias a las huellas digitales por cada usuario en el día a día encontradas en las tecnologías actuales (móviles, tablets, computadoras, cámaras, etc), influyen en las estructuras sociales, desde nuestra conducta e identidad, hasta la forma de cómo interactuamos con los datos y la información. A través de estrategias de interpretación de datos, manipulación e intervención en la información y producción de conocimiento por diferentes empresas mediante tecnologías de alta complejidad y riesgo, se expone las formas de relacionarnos no solo socialmente en la actualidad, sino también en las generaciones futuras irrumpiendo en marcos más globales desde lo político, cultural y económico.
La inteligencia artificial, la simulación computacional, la tecnificación de la vida, el capitalismo de datos, el internet de las cosas, la creación de algoritmos y “formas de vida infotecnológicas”, realidad virtual y aumentada, refiere a las tendencias y cuestionamientos más relevantes actualmente, que en su tiempo pasado fueron pensados como utópicos, se encuentran tomando fuerza y creando aquellas ciudades y seres imaginados e intervenidos tecnológicamente.
Dentro de estas tendencias se encuentra el Big Data, es una de las tendencias tecnológicas en auge, y su impacto se está sintiendo en todos los ámbitos de la sociedad, incluyendo el estudio de lo social. Este término hace referencia a la enorme cantidad de datos que se generan en la actualidad, los cuales pueden ser analizados de forma automatizada para extraer diverso tipo de información. El Big Data es un fenómeno que se está expandiendo rápidamente, y cada vez más organizaciones están recurriendo a él para mejorar su eficiencia, formas metodológicas de investigar, tomar decisiones más informadas y entender mejor a sus clientes.
Por ejemplo, desde la interpretación y la recolección de datos en redes sociales se podría pensar parafraseando el refrán de “dime con quién andas te diré quien eres”: Dime que publicas y te diré quién eres/eras/serás, qué hiciste/haces/harás, qué tuviste/tienes/tendrás y múltiples fórmulas se podrían crear a partir de estos “refranes” pero de forma macro, con datos y estadísticas que podrían resultar más que creíbles, esto con el fin de analizar comportamientos, inferir algún tipo de personalidades y conductas.
Puede ser pensado además, como una red digital de predicciones, crecimiento descomunal y exponencial de información y datos, análisis y mediciones econométricas, de intervenciones en tiempo real, creación de modelos que propician la exactitud, se trata entonces del aprovechamiento analítico, la correlación de informaciones y la elaboración de conocimiento estadístico frente a la cantidad de datos generados en la actualidad con el fin de procesar dichos datos de forma automatizada, transformarlos en información relevante y mejorar la eficacia, la toma de decisiones y entender mejor los fenómenos de estudio.
Con la llegada del Big Data, los estudios permiten adentrarse a ver e interpretar a la sociedad y a nivel individual desde unos lentes más finos, se observa, además, como las disciplinas han cambiado sus modelos y estructuras internas, cambiando la forma de experimentación, de experiencias y de operar en las investigaciones. Las ciencias sociales que antes se regía por medio de censos, entrevistas, diálogos entre personas cara a cara ahora están impulsadas por la física, la estadística y el big data, cambiando así, los modelos teóricos de interacción frente a los instrumentos, metodologías y técnicas investigativas.
Cada fenómeno u objeto de estudio trae consigo múltiples formas de teorizar e investigar desde diferentes perspectivas, métodos y estructuras analíticas con el fin de potenciar las oportunidades de indagación e interpretación. La tecnología complementa estas opciones, pero el factor diferencial en lograr un estudio pertinente y enriquecedor, se deriva de la forma en cómo creamos conocimiento, cómo investigamos y cómo operamos con la información.
Por ejemplo, las formas metodológicas utilizadas en la investigación de Toret, J. (2013) para analizar el 15M permiten observar un acercamiento sobre estas cuestiones, ya que trata de afrontar la novedad y complejidad de los acontecimientos durante este tiempo, de grandes movimientos sociales, políticos, económicos, culturales y tecnológicos, al apoyarse en un “análisis transdisciplinar de datos, redes, lenguajes, emociones y narraciones propias del movimiento”, este camino los llevo a desarrollar múltiples herramientas de análisis adaptadas a la complejidad del fenómeno (sobre la genealogía de las luchas en internet, el análisis de las emociones, la estructura topológica del sistema red, las bandas u migraciones entre hashtags y la fractalidad y multifractalidad de la mente colectiva).
¿Qué significa entonces esto para el estudio de lo social? ¿Supone el fin de las teorías? ¿Cómo interviene el Big Data en nuestra comprensión de la sociedad?
El Big Data, como se expuso anteriormente, representaría cambios en la forma de realizar investigaciones en lo social, en lugar de trabajar con muestras pequeñas, podríamos decir “locales”, permite analizar una enorme cantidad de datos, en tiempo real y de forma “global”, además, ya que sus análisis pueden ser más precisos y detallados los resultados pueden parecer certeros para una comprensión y asimilación más profunda, sin embargo, en algunos casos se ha observado que los resultados son disueltos y poco certeros debido a la complicidad que conlleva estos programas, los datos pueden ser desequilibrados, sesgados, incompletos y entre otros problemas ha llevado a plantearse desafíos sobre la calidad e interpretación de los datos para no llegar a conclusiones erróneas, además de cuestiones éticas como la privacidad y la confidencialidad de los datos, así como la posible discriminación al utilizar ciertos datos para tomar decisiones.
Esto ha logrado trabajar a escalas mayores, integrar los datos de más individuos y espacios geográficos distantes haciendo posible identificar patrones, relaciones, posibles estructuras en los fenómenos sociales, desde cuestiones de salud, conductas en la personalidad hasta posibles catástrofes y peligros en la economía, entre otros. Por tales motivos para la estructuración e interpretación de los datos es necesario de teorías, sin embargo, pueden parecer irrelevantes debido a la magnitud con que las tecnologías operan en el desarrollo de resultados, conclusiones y del conocimiento donde los seres humanos podrían no tener cabida para refutar e integrar nuevas teorías ya que todo se encontraría resuelto por las nuevas tecnologías.
Esto no significa que sea irrelevante y vaya a darle fin a las teorías, los datos al aire no tienen ningún valor, ya que no permiten hacer predicciones ni explicar fenómenos. Las teorías funcionan para darle sentidos a esta magnitud de datos, el Big Data funcionaría como un complemento, como una guía que permite aprovechar grandes informaciones para los intereses de cada investigador.
El concepto de teoría puede estar formada por conceptos y afirmaciones que, al encontrarse de forma incompleta, inconclusa y vaga, solo es en el momento en que se relacionan entre sí y llevan a establecer criterios que funcionen como un sistema, empieza a aparecer la teoría. Es una forma de saber que pretende conocer el mundo, en cuanto totalidad y, por otra parte, que busca la verdad. El significado de este concepto se “vincula también al papel que cumple en el proceso de investigación y a los usos que se le ha dado en las diferentes perspectivas. Aunque no siempre esté explicito, existe un consenso importante respecto de que la teoría abre un camino que conduce más allá de las observaciones, que apunta a develar relaciones entre los fenómenos que no son objetos de la experiencia inmediata” (Merton, R, 1964). La función de la ciencia puede ser en convertir lo evidente en problema, en preguntarse sobre nuestro entorno que puede parecer lógico pero que conlleva una carga en las posibilidades, un proceso que trata de poner en manifiesto lo oculto, las teorías serán necesarias para explicar las formulaciones y observaciones sobre el mundo.
Pensar en el dialogo sobre los datos proporcionados por el Big Data, el uso de la inteligencia artificial, no significan siempre la realidad, funcionan como complementos más no como una totalidad. Son campos que se encuentran en constante evolución, los problemas epistemológicos radican más allá del conocimiento, se tratan de problemas reales, acciones reales, intervenciones reales, cuestiones sociales, tecnológicas, políticas, identitarias, económicas y tecnológicas. Suponer el fin de las teorías significaría llegar a un pensamiento universal, se establecería la jerarquía de supuestos y conocimientos, el poder lo tendrían los gurús programadores, que, sin ir en contra de sus producciones, son humanos, regidos por empresas con intereses que no siempre pueden ser pensados para un bien común.
Por ello, las tecnologías no pueden ser vistas como instrumentos neutrales, afectan en gran medida los proyectos globales, la cuestión es ¿cómo me permiten estos datos lograr un mundo mejor?, los supuestos, teorías, pensamientos diversos permiten la posible reestructuración del conocimiento, poner en práctica tanta insistencia hacia estas infraestructuras productoras de información, depende de nosotros qué hacer y cómo influir en sus resultados. El desafío actual se refiere a las presiones que la vida tecnológica trae consigo, las ciencias sociales y humanas y demás disciplinas deben de darse la tarea de trabajar intensamente en el desarrollo de alternativas orientadas por las verdaderas necesidades de la sociedad y el conjunto del sistema Tierra, se trata de apoyarse por medio de redes cooperativas y no competitivas, llevar ventajas estratégicas y decisivas que permitan cambios reales.
“Disfrutar de la tecnología en profundidad y por completo es la mejor manera de adueñarse de ella; de no dejar que ella se adueñe de nosotros. Lanzaos”. Nos dice Jaron Lanier (2019), me permite pensar en todos los cambios posibles al reemplazar tecnologías por dinero, poder, sexo, sociedad, conocimiento…
Disfrutar del Big Data en profundidad y por completo es la mejor manera de adueñarse de el; de no dejar que el se adueñe de nosotros
Sin embargo, si funciona al inverso: Dejar que la tecnología se adueñe de nosotros es la mejor manera de adueñarse y disfrutar de su profundidad y complejidad, dejar que el Big Data se adueñe de nosotros es la mejor manera de adueñarse y disfrutar de su profundidad y complejidad, significa que hemos caído en los tentáculos de la era en que la última palabra no corresponda a los humanos, de que las decisiones tomadas por las futuras tecnologías se adecuen de tal manera que sean omnipotentes, sin refutar, sin observar alternativas, sin confrontar veracidades, sin establecer nuevas teorías, sin dar la oportunidad a la indagación, sin el diálogo, los valores y el sentimiento de una comunidad global.
¿Las tecnologías tienen estos sentimientos de valores y comunión con los otros? Si en un futuro los tuviera, al identificar los problemas, soluciones y teorías necesarios para erradicar por ejemplo la pobreza, si para llegar a ello significan problemas para una élite, ¿Los seres humanos tendrían estos sentimientos de valores y comunión de los demás? Son cuestiones relativas, hay ventajas y desventajas, división de clases y conocimiento, unos por otros, al fin y al cabo, el estudio de lo social tiene que ver con fluctuaciones y una montaña rusa de factores que influyen en su recorrido. Las voces externas están presentes, la tecnología brinda caminos, formas de ver el problema, pero no abarcan una solución completa, dependerá de nosotros que huella digital deseamos dejar.
Referentes
Costa, F. (2021). Tecnoceno: Algoritmos, biohackers y nuevas formas de vida. Taurus.
Hilbert, M. (18 de junio de 2014). Cómo el Big Data y las simulaciones computacionales cambian las ciencias sociales.
Lanier, J. (2019). El futuro es ahora: Un viaje a través de la realidad virtual. Debate.
Merton, R. K. (1964). Teoría y estructura sociales. Fondo de Cultura Económica. (Original publicado en 1949)
Toret, J. (2013). Tecnopolítica: la potencia de las multitudes conectadas. El sistema red 15M, un nuevo paradigma de la política distribuida. IN3 Working Paper Series.
Comments