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Habitar simulado entre lo real e hiperreal (realidad-imaginario)

Afecciones contemporáneas en la virtualidad


Palabras Clave: Rostro-Internet-Ciberespacio-Cuerpo-Fragmentación-Transfiguración-Identidad-Manipulación.


“Lo que nos espera es una soledad electrónica; el televisor que reduce al mínimo las interacciones domésticas, y luego Internet que las transfiere y transforma en interacciones entre personas lejanas, por medio de la maquina” (Sartori, 2012 p. 129)


Hemos transfigurado, hemos estado concentrados a lo que ocurre en los escenarios virtuales, la aceleración del mundo ha obligado a movernos y pensar rápido, hacer todo a las carreras, es un tiempo compartido con la máquina, convivimos con la saturación informática y estando ciegos miramos lo que ocurre exteriormente. Permanecemos conectados simultáneamente desde varios lugares a una red sin descanso, todas estas fuerzas anulan nuestra existencia, olvidan un cuerpo y trasciende en unos datos. En el momento que nos desconectamos de lo que sucede, de la realidad y entramos a este mundo virtual, ya sea por medio de la televisión, redes sociales, comunidades virtuales, videojuegos, decidimos ser seres inexistentes para convertirnos en simples códigos, es como si los espacios comunes de encuentro solo sirvieran para llenar álbumes de fotos, para mostrar una superflua felicidad incoherente, no sabemos dónde estamos bien, nos sentimos incómodos donde no hay tecnología, especialmente al estar distantes de los ordenadores y celulares, han invadido nuestro sensibilidad, nuestra privacidad y nuestros deseos.


“Los humanos no tienen ningún papel especial en este plan. Dentro de poco los ordenadores se volverán tan grandes y tan rápidos y la red estará tan llena de información que las personas resultaran obsoletas y serán descartadas como en el caso de los personajes de novelas sobre el Rapto o serán subsumidas por un ente ciber-sobrehumano” (Lanier, 2011 p. 45)


Los espacios de diálogo han transfigurado a espacios de receptividad y entretenimiento, la virtualidad corresponde a un “no-lugar” en el cual interactuamos cotidianamente, es para todo tipo de público desde niños hasta ancianos, transita todo tipo de personalidades y fluyen como partículas gaseosas de un lado a otro. Por este lado la fragilidad de los humanos, especialmente la de los niños se ha visto formada día a día por esta masa informática. El internet, donde la abstracción de entender conceptos, lo verdadero y lo falso, se ha visto en juego desde un punto de vista interpretativo que gestiona cada humano, el cual influenciado por su geografía, por su conocimiento y su lenguaje como capacidad simbólica; comienza a comunicar desde sonidos, signos y significantes su forma de relacionarse, de pensar y reflexionar.


Se ha fundamentado desde la simulación, un aspecto imaginario de la representación, ahora al mirar lo virtual se observa el cambio desde lo real a lo imaginario, es hiperreal. Producto de una síntesis en un hiperespacio sin atmosfera, o por decirlo una atmosfera binaria de datos. Donde no se trata ya de una imitación sino de una suplantación de lo real por los signos de lo real. (Baudrillard, 2007 p 10)


Desde mi punto de vista podría detallar el momento en que alguien se encuentra inmerso en aquel espacio real pero simultáneamente interactuando en lo virtual, lo veo de esta manera: Puedo observar en su rostro una desesperación en todos sus sentidos, es como una espera infinita de sentir el sonido y vibración de su aceptación y entrega, unas ansias de poder leer y observar para ser importante, un alivio de tener la felicidad al renovar lo obsoleto por algo más novedoso que cumplan expectativas, una importancia de establecer conexiones y escribir simultáneamente quedando en el olvido de una llamada, permanece una luz enmarcada de ayuda, de felicidades espontaneas, de silencio y escape, todo para demostrar que en tu cotidianidad estas al día, con tus fotos, con tus comentarios, que tienes más de 1000 likes, que te postean cosas lindas, de que te sientas agradable y vean que tu día ha sido maravilloso y diferente. Permanece tu memoria en el olvido, en un silencio vibroso y bulloso sin escapatoria, y así muestras pertenecer a este mundo.


Alguien nace y su primera interacción es con un lenguaje “extraño”, sus padres casi no permanecen a su lado, lo cría una pantalla, una forma fuera del mundo exterior, fuera de experiencia paternal, se centra en lo que ofrecen los medios, las redes y ese sistema de información que desequilibra la veracidad. Un lenguaje abreviado con mínimos de caracteres, un mínimo de lectura, un título llamativo, unas imágenes impactantes y ya todo está entendido, un generador de escaneo informativo donde se encuentra su identidad, su precio, su perfil, un lenguaje poco crítico que ha cambiado la mentalidad y las aproximaciones de un entendimiento contemporáneo, un mundo de datos, un mundo donde para entrar, leer, escribir, escuchar, ver y experimentar se encuentra en la propia pantalla de éxtasis incontrolable. ¿Cómo se da el proceso de desarrollo de un niño interactuando su mayor parte de tiempo con una maquina? En un orden social y psicológico te encuentras allí y próximamente te encuentras nuevos links, nuevos contactos, nuevos encuentros….


Quien se aventura en la red informática y se permite observar que un rumor no informa o que una información falsa desinforma, es un infeliz que aún no ha comprendido nada, un despojo de una “vieja cultura” muerta y enterrada. A la cual yo me alego de pertenecer. (Sartori, 2012 p. 97)


El internet, la televisión o cualquier medio tecnológico unifica, yuxtapone, manipula e interviene en la palabra, el sonido y las imágenes, se podría pensar que se adquiere mayor destreza y conocimientos por la aceleración y magnitud de lo que vemos sobre lo que sería una lectura tradicional (mayor tiempo, concentración), además de integrar nuevas realidades visibles como realidades simuladas o virtuales, estos medios amplían las posibilidades de lo real y lo hiperreal. Así en la interacción permanente con estos aparatos, en el libro homovidens por Giovanni Sartori, investigador italiano en ciencia política, explica que:


“…es la televisión la que modifica primero, y fundamentalmente, la naturaleza misma de la comunicación, pues la traslada del contexto de la palabra al contexto de la imagen. La diferencia es radical. La palabra es un “símbolo” que se resuelve con lo que significa, en lo que nos hace entender. Y entendemos la palabra solo si podemos, es decir, si conocemos la lengua a la que pertenece; en caso contrario, es letra muerta, un signo o un sonido cualquiera. Por el contrario, la imagen es pura y simple representación visual. La imagen se ve y eso es suficiente; y para serla basta con poseer el sentido de la vista, basta con no ser ciegos” (Sartori, 2012 p. 35)


En la cita anterior se observa la formación de un lenguaje que compromete ser universal, el lenguaje es conocido para todos, una imagen y un sonido puede ser leído fácilmente que una lengua extraña, veo un lenguaje que opaca y excluye un territorio visto con su habla, su rostro y un ser único lleno de empatía y diversidad a uno donde nos guiamos por ruidos y mensajes concretos para todos. Se empieza a diseñar personajes como se muestran digitalmente, a como nos enseña el internet y la televisión, son “estereotipos” a los cuales se quiere llegar, perdemos cada vez más la empatía que nos hace diferentes y nos aproximamos a algo común donde todos tengamos lo que nos promete la salvación de sentirnos bellos, importantes, felices y unidos, no es tú con tú, sino tú con eso. No solo la información y un lenguaje se verán transfigurado sino un rostro y un cuerpo serán manipulados para ser expuestos, intervenidos, ultrajados o alabados.


“… como el ordenador es totalmente responsable de la dinámica de tu cerebro, puedes renunciar a las neuronas artificiales físicas y dejar que los programas de control neuronal se conecten entre ellos únicamente a través del software. ¿El ordenador se convierte así en una persona? Si crees en la conciencia, ¿está tu conciencia ahora en el ordenador, o tal vez en el software? La misma pregunta se puede hacer con respecto al alma, si crees en su existencia. (Lanier, 2011 P 61)


El software lo mirare como lo que ofrece una máquina o el ciberespacio, centrándonos en el internet y los medios sociales. Ahora si lo vemos como en Jaron Lanier, con su manifiesto contra el rebaño digital, la dinámica que se entrecruza aquí entre el humano y la tecnología, estos medios animarían al humano a adentrarse en el software, podría verse como una sustitución de una persona, ya que nos ofrece de alguna manera muchas cosas que alguien nos podía ofrecer, como sentirnos tranquilos, excitados, plenos, pero falla solamente en el tacto corpóreo, aunque se crean extensiones del cuerpo para reemplazar los verdaderos. Nos hace feliz, está en la casa, siempre será fiel a lo que buscamos, nos enseña, nos educa a su manera que más adelante hablare de ello, nos hace sentir cómodos, en la cercanía del encierro y en la lejanía de la vida.


Si pienso en cuanto permanecemos frente aquella pantalla, estamos llegando a una enfermedad, la nomofobia es el pánico a quedarse sin celular, genera taticardía, estrés, ansiedad, depresión y obsesión, y si en el momento que decidimos darle a un niño un dispositivo de esto, ¿estamos haciéndole un bien o tal vez un daño más adelante?, en unas estadísticas por Javier Castilla dictadas en una conferencia por TED, explicaba que el 50% de la población mundial sufría nomofobia, las redes sociales eran la causa número uno en suicidios por acoso, bullyng, entre otros, es decir, peor que el alcohol, las cirugías más comunes en los niños eran por tendinitis, ya no juegan, se sumergen en su felicidad en este imaginario virtual, los niños de 2 años más adelante van a tener problemas de la vista, con déficit de atención; nos encontramos en una generación floja, engañamos al cerebro con que google siempre nos dirá toda la verdad, se engaña al cerebro y comienzan a crearse imaginario, identidades, personalidades irregulares y desequilibradas.


¿Por qué ocurre todo esto? Las estadísticas que encontró Castilla fue que tenemos 8 horas para dormir, 10 horas estamos frente a la pantalla y quedan 6 horas… ¿trabajo?, ¿comer?, ¿ejercicio?, además 200 veces al día miramos la pantalla, 17 veces al día reímos y 5 veces al día abrazamos a alguien. Si todo esto ocurre desde que nacemos, ¿qué seres se están formando?, estamos perdiendo nuestra identidad para comenzar a formarlas en estos medios. Allí no tienes tapujos, puedes ser anónimo, crear tu identificación, hacer creerle al otro que eres interesante, que eres intelectual por tener redes, por poseer lo último y olvidar lo obsoleto, por pensar en renovar, es una revolución digital que debemos tener cuidado, somos débiles productores y grandes consumidores. Se nos ha pasado la vida creando ideales para otros, para satisfacer al otro, a la imagen y a la sociedad, te piden cosas a un ritmo desmesurado que si no lo logras posiblemente ya mañana estarás fuera, serás inservible.


Progresar es solo “ir hacia delante y eso comporta un crecimiento. Y no está claro que este aumento tenga que ser positivo. También de un tumor podemos decir que crece, y en este caso lo que aumenta es un mal, una enfermedad” (Sartori, 2012 p. 41). El usuario formado en la imagen se reduce a un ser, alguien que no lee la totalidad, ven sus propios ESPECTACULOS, se reducen a los caracteres mínimos de información. La pantalla produce imágenes saturadas, de este modo atrofia nuestra capacidad de abstracción y con ella toda nuestra capacidad de entender. Se da un espectáculo donde el contenido puede ser un poco falsa, donde hay restricciones en el sentido de que se descontextualiza, pues se basa en primeros planos fuera de contexto, es decir, no se produce una mirada más profunda y cabe decir que no será cierto que una imagen hable por sí sola, así se va obteniendo menos sentido crítico. Así lo explica Satori:


“Al perder la capacidad de abstracción (conceptual) que abarca más entendimiento y posibilidades e involucrar un lenguaje más concreto pobre en cuanto a la riqueza de significado también se pierde la capacidad de distinguir entre lo verdadero y lo falso, entre lo real y lo hiperreal. Los padres, aunque como padres ya no son gran cosa, se tendrían que asustar de lo que sucedería a sus hijos: cada vez más almas perdidas, desorientados, anómicos, aburridos, en psicoanálisis, con crisis depresivas, y en definitiva, “enfermos de vacío”” (Sartori, 2012 p 150).


Por otro lado estos medios nos han ofrecido y propuesto rostros en lugar de discursos, se trata de una exhibición desmesurada de personalidades y de personas; nos adentramos y es difícil salir, producimos para otros y consumimos de igual manera, debemos permanecer publicando, creando rostros, opiniones que se escapan en lo poco verídico, en lo efímero y en lo poco argumentativo, siempre me estoy preguntando ¿Qué ocurre entre ese punto medio que es lo real y lo virtual?, para adentrarnos el uno con el otro debemos de tener un recorrido, ¿qué transfiguramos en ese proceso?, en ese proceso de digitalizarnos, así pues “La televisión ya ha sido declara obsoleta. Las nuevas fronteras son Internet y el ciberespacio, y el nuevo lema es “ser digitales”. El salto es grande y la diferencia es esta: que el televisor es un instrumento monovalente que recibe imágenes con un espectador pasivo que lo mira, mientras que el mundo multimedia es un mundo interactivo y polivalente cuya maquina es un ordenador que recibe y transmite mensajes digitalizados” (Sartori, 2012 p 53).


“Lo importante para nosotros es seguir fieles a lo real; ser suficientemente humildes para acoger todos los hechos que nos llaman la atención, que no nos dejan tranquilos” (Cheng F, 2006 p 28)


La simulación, que se refiere a generar espacios en lo virtual, gano terreno y se ha convertido en un mundo rediseñado, re censurado, analizado y luego resucitado de manera artificial manipulando la realidad. Además su poder de aprovechamiento y estrategias de incursión en nuestra vida cotidiana ofrece un desenfreno con el uso catastrófico de alucinaciones con los medios posibles apostando por crear lo hiperreal, recreando posturas artificiales, sociales, económicas o políticas. La producción y reproducción de ideales de consumo, de necesidades, de escenarios ocultos son tapadas por simulaciones, la sociedad se escabulle en ellos, en discursos lúdicos de ocio cotidiano, de convertir nuestras vidas en manipulación de participación casi que obligatoria, creando fama, aceptación, reconocimiento y de ser alguien. Así como lo menciona Jean Baudrillard en su libro cultura y simulacro:


Una simulación donde las masas se refugian y donde el poder se le es difícil de llegar, allí en el silencio, en el sonido de un teclado, de una red digital que se estremece, donde se absorbe energías sociales, signos y sentidos, todos eso mensaje y los digiere, se callan como monstruos, como un ser sin verdad y sin razón, un ente artificial creado sin consciencia y sin inconsciente regido únicamente por bits y son ellos los que rigen el mundo hoy en día, en lo social, político, cultura, dueños del tiempo y de la historia, y una masa informe, residual desprovista de sentido. (Baudrillard, 2007)


Esta masa se ha visto afectada, son un medio más fuerte, son ellas las que envuelven y absorben información, una masa pasiva e interactiva capaz de generar oleadas de “conocimiento abstracto” en la Internet, fragmentos asfixiantes estallando la oferta cibernética en nuestro tiempo libre y de trabajo, es una masa acumulativa de sentido visual, donde las cosas llegan y se buscan a velocidades extremas, se restituye, se extermina y se vuelve a empezar, la originalidad queda olvidada y se ve renovada constantemente. El hombre ha entrado en crisis, una crisis de pérdida de conocimiento y de capacidad de saber y de ser. A esta acumulación de afectos se le invita a participar, a simular, a jugar con modelos, pero hace algo mejor; participa y manipula tan bien que borra todo el sentido que quería dar a la operación y pone en peligro la estructura codificada de la red, esta interpreta un agente catastrófico visto como convertidores y transformadores de contenido creando pensamiento polivalente y un flujo constante de críticas, de hipermercado, de hipercultura, de cambio social, es un lugar de implosión.


“Implosionan según un proceso lento en principio que se acelera progresivamente –se contrae a una velocidad fabulosa y devienen sistemas involutivos que absorben todas las energías circundantes hasta convertirse en agujeros negros donde el mundo, en el sentido en que lo entendemos, como destello y potencial indefinido de energía, es abolido” (Baudrillard, 2007 p. 103). En la virtualidad son múltiples sistemas lo que se ven en juego, no solamente es una forma de entretenimiento, sino que afecciones de energías de masas se ven involucradas a un gran poder de exigencia, a una manera de hacer gritar de manera silenciosa, es una forma de un sistema opresivo liberador, un espacio donde territorios virtuales más que difunden se refractan en el espacio, por eso el sistema se ve obligado a silenciarlas, no por sus contenidos políticos, entre otros, sino como formas peligrosas, no explosivas, que esperan desesperadas y condenadas a ser escuchadas.


Un escenario visto como una aldea fragmentada y estructurada por Internet, donde se tiene la fácil posibilidad de transmigrar, separarse, afiliarse a un nuevo grupo, una calle, una casa, permaneciendo ignorantes de lo que sucede en cuanto a las múltiples realidades que enmascara de los “otros”, de esta manera se ve homogeneizando lo modelos de vida y los gustos de todo el mundo. Un sistema empobrecido e ignorante hasta en su propio territorio, nuevas directivas arquitectónicas prevalecen, pensando en la interconectividad como una aldea conectada permanentemente, de entender la ciudad como un mundo unido entre lo físico y virtual, donde no existan límites y genere nuevos territorios pensados en abrir, comunicar, conectar y exponer. Me pregunto si las sociedades se humanizan o se deshumanizan, para Baudrillard (2007) lo relaciona en el fin de lo social con esta pregunta: ¿en que se convierte la racionalidad de lo social, del contrato y de la relación social, si éste, en lugar de aparecer como estructura original, aparece como residuo, y gestión de residuos? (p. 180) Si no genera memoria e historia positivas sociales ya no es más que un lugar del apilamiento y de la gestión usuaria de la muerte.


Este cambio ha transformado la integración urbana, el sentido de cultura de lugares de encuentro; se da una transfiguración en el mismo lugar, lo real es hiperrealizado, y no solamente afectado en el territorio sino que en relación a todo lo expuesto a la condición humana, desnaturalizamos nuestro ser, nuestro pensamiento y lo convertimos en dígitos, en códigos, en sin-identidad, un vacío en la soledad. Así como lo plantea Siervo Figueroa (2010) en su ensayo sobre virtualidad y arquitectura:


“Los elementos característicos de un país ya no son tan importantes para una sociedad que se identifica globalmente; no estamos hablando de una carencia de identidad cultural, al contrario, estamos ante una identidad cultural globalizada, que no es nociva, pero que se manifiesta múltiple, continua y repetible, una identidad que pierde su esencia básica, su distinción, pero que sigue siendo identidad en tanto que gran cantidad de personas la comparten”


El uso del tiempo se ha visto manipulado por el ocio en el hombre, desde que naces hasta que mueres estas en constante manipulación del tiempo, en los tiempos propios de la tecnología, hemos pasado de contemplar a “ojear”, el sujeto se enfoca en una actitud pasiva y fácil a lo ligero, momentáneo, en lo evasivo y en lo lúdico llenando su deseo, en esta brecha se encuentra el tiempo inútil o desocupado, donde el hacer se convirtió en la actividad de “postear” de invertir en memoria RAM y megapíxeles de travesías para llenar y ser alguien dentro de las redes, donde el tiempo de encuentro pasa a ser imágenes de estado, que duran 1 día, hoy la plaza pública o el parque pasan a ser reemplazados por el hipermercado y el centro de autoservicios, un tiempo donde no te cansas de ver tu publicación una y otra vez, y no solo la tuya sino las otras mil publicaciones de tus “amigos” y pasamos a perder sentimiento y emociones aun teniendo a alguien al lado.


“Ver televisión genera ya consumo, al hablar por celular se consume, en cualquier momento hacemos cosas que llenan nuestro tiempo y si miramos con detenimiento la mayoría de nuestros actos están mediados por acciones de consumo que requieren de un tiempo libre para hacer” (Sañudo Vélez, 2014, p. 32). El tiempo improductivo hace surgir un sentido estético que se fundamenta en el placer y la seducción. Son momentos en que el sujeto pierde la noción del tiempo, se pierde en la contemplación de figuras abstractas, trata de permanecer varias horas en un centro comercial, quedarse viendo videos chistosos y ojeando la vida de los demás, estos sujetos se convierten en experiencias sensibles de la cotidianidad. Tanto en lo real como en lo virtual se busca alcanzar esos picos de satisfacción, ese deseo de llenar sensaciones simuladas, estamos en un juego individual contemporáneo de ocio, consumo y simulación.


La desproporción entre el producto que se ofrece y el usuario que lo debería consumir es colosal y peligrosa. Corremos el riesgo de asfixiarnos en una exageración de la que nos defendemos con el rechazo: lo que nos deja entre la exageración y la nada. (Sartori, 2012 p. 135)


Así como expresa Sartori (2012): “Ya no tenemos un hombre que reina gracias a la tecnología inventada por él, sino más bien un hombre sometido a la tecnología, dominado por sus máquinas. El inventor ha sido aplastado por sus inventos”. (p. 131) Como hemos hablado la llegada de la maquina reemplazo el hacer humano, el tiempo de ocio se vio drásticamente impactado, explotaron como entretenimiento y gran distracción para el reemplazo personal y disfrute al consumo intelectual. Con todo esto parecemos satisfechos, las personas participan diariamente en eventos del afuera, en encuentros en el adentro, en lo virtual, un nuevo sentido estético por las cosas se ha visto en nuestra época. Una estética del ocio vista desde la puesta laboral, la distribución o ejercicio del tiempo libre como han caracterizado y transformado la interacción del humano con el consumo diario de servicios, y experiencias de seducción y placer.


En este escrito temas como el ocio desde la niñez, el uso de estos medios donde una pantalla se hace presente, ha hecho gritar en mi interior, ha hecho preguntarme la capacidad receptiva que involucra un sin número de imágenes diarias y de cómo el humano absorbe e interpreta cada filtro, cada lectura, cada comentario, cada clic en un like, un dislike, una cara enfadada, un emoji sin cara, ¿qué significa cada gesto digital?, ¿cómo se ha generado sentimientos en un simple mensaje, en una foto, en un emoticón tan fuerte como para caer en la locura?, en una desesperación de estar solo, solamente tú y una pantalla, una navegación virtual, desde un sitio cualquiera, encerrado en un cuarto, metido en un mundo, ya no de puentes ni puertas sino de ventanas, de hipervínculos y de links, donde la distancia es un impedimento para explotar, para desear no haber visto esa pantalla, es una adicción simulada de necesidad y consumo, allí si todo se encuentra bien seremos superiores, queremos llegar a ser millones de vistas, de compartir, de ser una persona de la cual hablan, de lo contrario sales de la dimensión y serás otro “enfermo solo no virtual” que se encuentra en la dimensión de la realidad, y si ¿el enfermo es el que se encuentra en la otra dimensión?.


“Cada rostro humano irradia una trascendencia imposible de poseer que nos envuelve y nos atraviesa. Esta trascendencia no es la de una expresión psicológica particular, sino que implica, en cada rostro, su cualidad de ser, su dimensión metafísica. Es la trascendencia de la realidad que se interroga en él y que refleja en él, y en esa interrogación misma, la dimensión exclamativa de lo Abierto” (Cheng F, 2006 p 22).


Estamos trascendiendo, el humano se volvió silencioso cuando no se encuentra conforme, pensamos menos, nos hemos vuelto frágiles, afectados por un mundo sensible que busca una superación a todo lo que venía siendo natural. Somos un rostro cansado, desesperado que lo transformamos por medio de simulacros como rostros empoderados, dispuestos a rebajar al otro por su “presencia” en la red, es una telaraña que te consume tu cuerpo y tu mente, producimos en cantidad pero no en calidad, sufrimos de atención, de concentración, de afectividad y de imaginación; reducimos nuestras expresiones a simples chats, a simples vibraciones, a simples aceptaciones, somos fragmentos por todos lados y nada concreto, creamos identidades falsas como dice Lanier: “Si arrancas siendo falso, acabaras teniendo que invertir el doble de esfuerzo para deshacer la ilusión y finalmente sacar algo bueno de ello” (2011, p 76). ¿Por qué nos desgastamos tanto luchando por ser alguien?, ¿por olvidar nuestra esencia?, nos volvemos pequeños monstruos, pequeñas deformidades fragmentadas, así serán nuestros hijos.



Referentes


-Baudrillard, J. (2007). Cultura y simulacro. Barcelona: Kairós.


-Cheng, F. (2006). Cinco meditaciones sobre la belleza. Trad. Hélen A, Girard S Madrid, Ediciones Siruela


- Sartori, G. (2012). Homo videns. Madrid: Taurus, pp.11-151.

-Lanier, J. (2011). Contra el rebano digital. 1st ed. Barcelona: Debate Editorial, pp.11-100.


-Sañudo Vélez, L. (2014). Estéticas de las culturas del ocio. Medellín: Universidad Pontificia Bolivariana.


- Figueroa, S. (2010). VIRTUALIDAD Y ARQUITECTURA: EL UMBRAL COMO ESPACIO DE INTERACCIÓN. [En linea] Repository.javeriana.edu.co. Disponible en: https://repository.javeriana.edu.co/bitstream/handle/10554/4016/tesis276.pdf?sequenc e=1&isAllowed=y


- Casillas, J. (2017). Tecnología vs humanidad - Technology vs humanity | Javier Casillas | TEDxHumboldtMexicoCity. [En linea] YouTube. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=4qPGrCuDYZM

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